¿Recordáis el año 2010?
Yo, sí. Y evidentemente es porque a esa edad ya trabajaba en marketing digital y ya se hablaba de “revolución” digital.
Fue la época dorada de las redes sociales, y también la época en que la estrategia de marca se delegaba a «ese sobrino que sabe mucho de Facebook». El resultado era predecible: un boom de publicaciones sin rumbo, sin análisis y, lo más importante, sin ROI (Retorno de la Inversión). La experiencia y la visión estratégica quedaban relegadas.
Pues bien, ¡bienvenidos al déjà vu del 2024! Solo que esta vez, el «sobrino» ha sido sustituido por un chatbot muy elocuente: ChatGPT.
La avalancha de la «sabiduría artificial» (con un toque de ironía)
La Inteligencia Artificial ha irrumpido en el mercado del marketing digital como un tsunami. Y, «gracias» a esta democratización de la información (y permítanme el tono irónico), parece que todo el mundo se ha convertido en experto de la noche a la mañana.
Últimamente y ya en varias ocasiones estamos detectando ciertas tendencias de conversación con los clientes que adoptan un giro surrealista:
Cliente: «Hola, mira, ya le he preguntado a ChatGPT y me ha dicho que la estrategia SEO que necesitamos es un clúster de temas con 15 artículos de 800 palabras y que el copy debe ser de tono desenfadado.»
Nosotros: (Intentando mantener la calma) «Entendido. ¿Y dónde encaja eso en tu estrategia global o con la estrategia de anuncios en redes que también quieres que hagamos»
Cliente: (Silencio incómodo) «Bueno, da igual, pero ChatGPT me lo ha dicho. ¡Hay que hacerlo!»
La IA es una herramienta formidable, no nos equivoquemos. Pero aquí está el gran malentendido, el mismo error que cometimos hace una década: confundir la ejecución con la estrategia.
La Gran lección pedagógica
Un martillo es una herramienta excelente. Pero no convierte a alguien en arquitecto.
ChatGPT puede generar ideas de contenido, redactar borradores de emails y hasta sugerir palabras clave. Puede ser un asistente de producción rápido y eficiente.
Sin embargo, la IA no tiene:
- Contexto estratégico real: no sabe si tu presupuesto debe ir a branding o a performance este mes. No sabe si debemos ir a la parte alta del funnel o a pura conversión.
- Visión holística del negocio: no entiende que una acción de marketing impacta en diferentes departamentos y de modos distintos.
- Experiencia de errores pasados: le falta la perspectiva que solo dan los fracasos y éxitos reales en el mercado.
La verdadera Estrategia Digital es una disciplina que va mucho más allá de un prompt bien escrito. Es la intersección de tu público, tus objetivos, el conocimiento del consumidor, el Análisis de Datos (realizado por humanos), el Posicionamiento de Marca y, sí, ahora, también la Integración Inteligente de la IA.
Así que, la próxima vez que te sientas tentado a pedirle a la IA que te diga «lo que tienes que hacer», recuerda: la IA te da respuestas, pero un experto te da las preguntas correctas. Y en marketing, la pregunta correcta siempre vale más que mil respuestas automáticas.

